28 diciembre 2022

Lo que no te cuentan de las tarjetas revolving (y puede hacer mucho daño al bolsillo) – Almudena Velázquez – 20 minutos

Consejos in99, General, Prensa -

Gema Alcaraz

Acabamos de salir del «súper puente» del año, donde quien más quien menos ha aprovechado para viajar, reunirse con los amigos y adelantar las compras navideñas, dando el pistoletazo de salida al maratón de comidas de empresa, familia y regalos a los amigos invisibles, visibles y nuestros seres queridos.

Estas Navidades se estima un gasto de 634 euros de media por cada hogar español, en línea con lo que sucedió el año pasado, según el informe de Deloitte. Y se ha detectado que será en diciembre cuando el mayor porcentaje de población, un 49%, realice sus compras navideñas. Un gasto que se prolonga hasta que los Reyes Magos se lleguen nuestras casas.

Oferta para contratar tarjetas para facilitar el pago

Con este panorama, las ofertas de los establecimientos o tiendas online para contratar sus tarjetas a fin de facilitar el pago de todas nuestras compras parecen una buena opción. Incluso los bancos también nos recuerdan que se puede «comprar ahora y pagar después» o hacerlo mediante cómodas cuotas. Nos asaltan con correos o en las estaciones de metro con créditos «preconcedidos». Sin embargo, hay que tener cuidado porque estas tarjetas esconden más de una sorpresa que al final afecta a nuestro bolsillo. Yo he identificado tres para tener en cuenta.

Intereses muy altos

La primera son los intereses que tenemos que pagar, muy superiores siempre a los de un préstamo al consumo normal. Desde 2020 todas las entidades rebajaron esos intereses a tipos menores del 20% porque el Tribunal Supremo declaró que ese era el límite a partir del cual este tipo de financiación se consideraría usura. Aun así, lo cierto es que ninguna baja del 15%, por lo que el coste real de nuestras compras a través de estas tarjetas es muy alto.

Publicidad incompleta con la compra a plazos sin intereses

Aquí surge otra duda, ¿qué sucede cuándo se ofrecen a través de una compra a plazos «sin intereses»? Hay que tener mucho cuidado con esta publicidad. No es que sea falsa, es que es incompleta. Es verdad que para el producto o servicio que se está adquiriendo en concreto no nos van a cargar intereses, pero desde el momento en que volvemos a usar la tarjeta para pagar otros distintos, sí se nos van a cobrar. Es el caso por ejemplo de las tarjetas de algunas gasolineras, que incluso ofrecen descuentos, pero solo en las compras hechas en sus establecimientos. Por lo que cuando las utilizamos fuera de allí, nos cargan unos intereses de más del 18%.

La deuda va aumentando

El segundo detalle es, que la deuda no solo no baja con los pagos mensuales, sino que va aumentando, por lo que nos vemos encadenados durante años a estas tarjetas. ¿Cómo es posible esto? Precisamente por el sistema de amortización de estas tarjetas, que es lo que las hace denominarse «revolving» o «revolventes». Es decir, como sólo se paga una cantidad pequeña mes a mes, esa cantidad no cubre ni el importe de lo que hemos comprado, ni tampoco los intereses.

Por lo que, al mes siguiente, se debe lo que hayamos gastado en ese periodo, más la cantidad no pagada del anterior. Así se acumulan ambas cantidades, se calculan nuevamente los intereses –lo que se llama «capitalización»- y se vuelve a pagar la misma cuota que tampoco cubre la totalidad de la deuda. Y así mes a mes, y con una cantidad debida cada vez mayor según vayamos utilizando la tarjeta para seguir pagando. Por ello, existen situaciones en las que con un crédito inicial de 600 € y unas cuotas de 30 € para su pago, pasados cinco años aún no se haya podido cancelar la tarjeta porque se adeude más de lo que en su inicio nos concedieron.

¿Qué pasa cuando terminamos de pagar? La sorpresa

Y esta es la tercera sorpresa. ¿Qué pasa cuando decidimos dejar de pagarlas porque entendemos que ya hemos abonado con creces lo que en su día compramos? Esto nos convierte automáticamente en morosos porque para la entidad emisora todavía existe deuda. Nos la pueden reclamar judicialmente a través de un procedimiento denominado «monitorio». Aquella persona que no cuente con un abogado y procurador es más que probable que acabe el proceso con el embargo de sus cuentas y bienes hasta que esta deuda, según las cuentas de la entidad, quede saldada.

Por el camino, además, habrán iniciado una labor de auténtico hostigamiento por medio de llamadas y correos exigiéndonos el pago y nos incluirán en los temidos registros de morosos, lo que puede implicar que cualquier préstamo o crédito adicional que necesitemos sea denegado como consecuencia de ello.

Importante saber si es una tarjeta convencional o revolving

Contratar este tipo de tarjetas no obliga a aceptar la prisión que supone disponer de una. Para solventarlo, es necesario informarse bien de sus condiciones para conocer si lo que nos ofrecen es una tarjeta de crédito convencional o revolving. y saber sus consecuencias para contratarlas o no.

Para todos aquellos que ya se encuentren en la situación de eternos deudores pese a los pagos efectuados, hay una recomendación muy clara: adelantarnos y reclamar a la entidad su cancelación previa a la liquidación correcta de las cantidades pagadas.

En muchas ocasiones resultará que no solo ya se pagó la totalidad de la deuda, sino que incluso la entidad nos tiene que devolver dinero. La razón detrás de esta situación es que el sistema revolving omite –pese a las circulares del Banco de España- la información comprensible y correcta al consumidor. En caso de que, se haya utilizado este tipo de tarjeta, es recomendable consultar con expertos para saber si se tiene derecho a reclamar. Existen compañías donde realizar estas reclamaciones sin ningún tipo de coste inicial, y en las que la persona solo tendrá que pagar si su caso se gana.

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